Nuestra memoria y nuestros pensamientos crean una vida interior que, con frecuencia, vivimos desordenamente y puede que de manera inconsciente. También en nuestro quehacer cotidiano podemos disponer de poco o ningún momento de intimidad para con nosotras mismas. Disponer de una libreta, un bolígrafo y un espacio de soledad nos adentra en el encuentro personal, en ese monólogo y diálogo que nos ayuda a comunicarnos con esa vida que no se ve, ni se escucha ni se palpa. La escritura es una herramienta útil en el encuentro, la conciencia, la reflexión pausada. Escribir nos hace tomar distancia en lo que sentimos, pensamos. Las palabras y frases surgen sin otro juicio que el que da quien las expresa. E incluso sin valorarlas, simplemente salen de uno mismo. Escribir es crear.
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Pablo Lozano Rueda - Despacho de Orientación y Terapia 
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